miércoles, 9 de diciembre de 2009

“El primer Campeonato”

Terminó la pelea y Víbora salió con el gallo en la mano. Habían perdido la tercera pelea de la semifinal del Confraternidad 2009, esa tarde parecía perfecta, solo faltó un poquito, el gallo peleó lo que era, pero le habían quitado el primer tiro en el aire y no lo alcanzó. Los Catedráticos bajaron, se dieron un abrazo y sintieron la pena que significaba perder un gallo tan especial, Liz Taylor. En fin, la gente empezó a acercase y a felicitarlos, de todas maneras habían hecho una gran tarde y debían sentirse orgullosos. En una sola tarde jugaron tres gallos giros, y habían peleado muy bien, alguien preguntó por el giro bolo de Huaral, entonces empezaron a comentar ese campeonato, el primero que habían obtenido juntos en un año que será inolvidable para ellos, 2004.

Huaral era una plaza en la que nunca habían competido, y ese año Chávez había inaugurado un coliseo en Los Naturales, entonces invitó a jugar a Benavente. Definieron con Carlos Flores, perdieron, pero se quedaron con la espina, ya que un gallo había llegado mal y sintieron que pudieron clasificar, entonces inmediatamente solicitaron un nuevo frente, para la fecha quince, la penúltima.

Esa tarde jugaron dos frentes. El primero perdieron con Víctor Henríquez en la primera pelea, jugaron un Camaguey de Víbora, el gallo destrozó al rival, pero a él lo tocaron en el mollero; cuando llegaron a la prueba, el gallo hizo un extraño y corrió, como estaba previsto, pero este tema de los Camaguey es un capítulo aparte.

El segundo frente: en el primer gallo jugaron un cenizo Quique contra Carrillo de Huaral, ganó muy bien; el segundo jugaron otro cenizo contra José Naveda, y también ganaron. Como si todo estuviera escrito, en la tercera pelea se volvió a tocar con Henríquez pero ahora si le pusieron gallo, gallito más bien, jugó el americanito del Gallo, le ganó con mucha facilidad y ya estaban para definir. Por abajo venía el doctor Cairo, y les toca en la cuarta pelea, el sacó un cenizo inmenso, y ellos pusieron otro americanito, hermano del anterior. Las apuestas estaban a seis, y como nunca, Los Catedráticos juntan dinero y apuestan, era una oportunidad increíble, ellos conocían el gallo y sabían que ganarían, casi era una estafa … casi. El gallo de Cairo sale a medio vuelo y el americanito lo supera en el aire y le bota pata y vida, regresa y se sienta, la pelea había terminado y Los Catedráticos estaban en la final. El doctor Cairo se acercó y felicitó a cada uno de ellos, realmente es un caballero.

La siguiente semana fue la final de la Asociación, jugaba don Germán y perdió la jugada, pero, como dijo, las cosas no pasan por gusto, le habían quedado dos gallos muy buenos, el Seductor y el Pele, Cocoa y el Vago le pidieron los gallos y éste, sin dudar, los puso a su disposición.

Entonces tenían el cordel completo, esa misma tarde salía en Huaral el clasificado número dieciséis, y los socios de la Asociación compraron el frente. Entonces los rivales serían ellos, Diego Cárdenas, Amodeo, Raikovic y otros.

El día de la final salieron temprano, mentira, como siempre tarde, después de jugar futbol. El Vago recogió a Don Germán y sus gallos, mientras que Cocoa recogería los gallos de Manchay. Se encontraron en el taller de Lince, y salieron hacia Huaral. Demoraron una hora en llegar, dejaron los gallos en el coliseo de la Huaca y estaban listos para escribir una página gloriosa.

Desde ese momento todo fue mágico. Salieron a almorzar, en un restaurant campestre por una chacra, era como estar en Majes. Comieron, tomaron, y pasearon por el campo, todo era alegría, vacilón, a nadie le molestaba nada, se echaban agua, se tiraban tierra como niños en un día de excursión. El Vago les preguntó: están contentos no?, Cocoa le respondió: claro pues huevón, si vamos campeonar.

Regresaron al coliseo; en una mesa, tomando pisco, estaban los cañetanos que tenían un frente clasificado a la final, llamaron al Vago y empezaron a bromear, le pasaron la botella y se sirvió, el pisco estaba malísimo, pero no podía despreciarlo, la copa estaba servida y no lo podía botar, entonces se le ocurrió una idea, se echó el pisco de la copa a la mano, todos le preguntaron qué hacía, magia les contestó, el Mostro le dijo a los que quedaron en la mesa estos huevones van a campeonar, mientras el Vago se alejaba hacia los galpones.

Cuando llegó al galpón, todos los demás Catedráticos estaban mirando los gallos y sorprendidos le preguntaron que tenía en la mano, el Vago no respondió, se llenó la boca con un poco de pisco y con la formalidad de ritual de limpia, chamaneó a los gallos, sorbo tras sorbo, también a todos, llamó a Víbora y le mojó la cara con lo que quedaba en las manos, y les dijo, hoy día campeonamos carajo!!!.

Al salir todos se reían y despreocupados su fueron a sentar, el coliseo estaba lleno, no entraba una alma, se acomodaron en la penúltima grada junto a algunos amigos ocasionales.

Las peleas se desarrollaban con normalidad. En la séptima, Sparks le gana a Yonezawa, su gallo se corta solo, y le ganan fácil, llamaron para la última pelea. El gallo que debía salir era el Bolo Giro, era su segunda pelea, del otro lado era un gallo ajiseco, bien conformado, por el tipo quedaba claro que era un gallo de aire. No había problema, estaban medidos, los gallos salieron a la misma altura pero el bolo le estira mejor la pata, cuando caen, el ajiseco se le viene con todo, el bolo en el piso tira el cuerpo para atrás con la espalda en la arena se da un volantín y lo vuelve a enganchar, el gallo ajiseco sale muerto hacia la malla. El coliseo quedó mudo, nadie podía creerlo, eran uno de los frentes favoritos y Los Catedráticos le habían ganado como si esto fuera fácil. Festejaron, celebraron, y en los galpones fueron felicitados por los vencidos, menos uno, Sparks. Si Los Catedráticos perdían, a él le hubiera tocado con sus amigos, así que hubieran ido en una sola idea, pero se equivocó, y ahí perdió su pelea.

La segunda, según se enteraron después, Spark sacó el mejor gallo, no quería perder la pelea por una cuestión normal, sino por una antigua rencilla, así que sacaron un gallo de tres años, que tenía cuatro peleas ganadas. Ellos sacaron un pollón parche blanco de catorce meses, en una de esas ideas temeraria de Cocoa; el Vago pensó que sacarían el amarillo de Don Germán, pero las cosas son así: cuando uno decide los demás no opinan, sólo tienen fe, y confían en el criterio del otro.

El parche superó en aire al gallo de Sparks y le pegó en las costillas, cuando caen le pegan en el mollero pero él también remató y quedó enganchado, fueron a la tabla y parecía que el tiro era más grave, pero no, se para y lo remata en la tabla, y gana la pela. Ahí saltaron y entraron a los galpones riéndose, encontraron a su rival iracundo y gritando, “con cualquiera hubiera perdido menos con ese concha su madre”. Cocoa tranquilizó al Vago, esbozó una ligera e irónica sonrisa y desamarró el gallo.

Ya estaban metidos entre los cuatro, ahora se venía lo bueno, ellos estaban tranquilos, por la confianza en los gallos y por las 8 botellas de pisco que ya habían tomado, Franco consiguió dos más, Mateo se las había dado a cambio de que baile en el ruedo, las recibió, y le dijo que después bailaba. En la primera pelea Sergio Nosiglia perdió con Alvaro Añaños, y la segunda Alejandro Shimabuko jugaría contra Los Catedráticos.

La tercera pelea jugó el Seductor, era un gallo amarillo de don Germán que había jugado en el Cotejo y en la Asociación, estaba aún herido porque había jugado veinte días antes, era su tercera pelea, y le tenían una fe increíble. El gallo hizo lo justo, sereno esperó que el otro se acerque y lo ataque, lo esperó y le pegó en las costillas, el gallo vuelve nuevamente, lo espera y le pega en la toma, el gallo salió a morir. Ahí sí saltaron todos, ya estaban metidos en la final.

Mientras jugaban la pelea para definir el tercer puesto, sucedieron muchas cosas, definían con Añaños y les propusieron amarrarse, el campeón clasificaba a la semifinal de Mamacona y ellos no tenia gallos, así que aceptaron, amarraban todo y jugaría el Montonero. Después regresaron y les dijeron que amarraban la plata y no el frente, ellos no aceptaron. Vino un amigo y les hizo recordar que Añaños había arrasado con todos los campeonatos en Lima, estaba jugando gallos muy buenos, pero ese día no había tenido un rival que lo exija, suerte de campeón pensaron unos, Víbora no, él dijo que juguemos de frente, el gallo y Benavente también opinaron por no amarrar, así que cambiaron de gallo: jugaron el Pelé. Cuarenta mil soles al campeón, diez mil al segundo puesto.

Para la última pelea trataron de hacerlos asustar, que Añaños tenía un gallo muy bueno, que era favorito, que esto y el otro, ellos se quedaron callados y pensaron que los gallos no conocen favoritos solamente salen y pelean por su vida.

El Vago entró a la cancha y se acercó donde Jorgito y Bigotón y les dijo, por si acaso estoy en el galpón de Surco jugando una chusca, estoy amarrando al Estafita, y el que pierde se toma un vaso de cocos lleno de pisco. Estaba tratando de minimizar la situación y hacerla semejante a las chuscas que se jugaban con la familiaridad de un galpón con amigos.

Terminó de amarrar al Pelé, una camada extraordinaria de don Germán, el gallo estaba gordo por eso no había jugado en la Asociación, pero era muy bueno, sabia pelear. A pesar que tenía tres años, era su primera pelea. El gallo espero que el otro lo embista, cuando lo tuvo a tiro le metió la pata con todo y le pegó de muerte, y le pegó una vez más, y otra, el gallo de Añaños no atinaba a nada, se cae y el Pelé, por su peso, cae encima de la navaja del gallo ya muerto, y se le introduce por las costillas. Víbora no se dio cuenta, y lo pone a la tabla confiado, el gallo se le va para adelante y se cae. Con mucha casta, como sabiendo que estaba jugando la gloria, el honor, el campeonato, levanta la cabeza esperando que el otro plante pico, pero impaciente lo pica e intenta patearlo. Prueba otra vez, Víbora esta vez corrige su error, lo sienta bien, pero el otro gallo ya estaba muerto. Una vez más David le había ganado al grandote.

El Vago entra a la cancha, salta junto con Víbora se arrodillan y se abrazan, bajó Cocoa, Gallo, Benavente, se juntaron en un abrazo de hermanos, se paran y haciendo una rueda empezaron a saltar. La gente sorprendida aplaude, estos son los dueños???, estos chiquillos borrachones, y despreocupados tenían la pinta de surfistas, de un grupo de rock o de reggaeton, pero no de galleros. Sin embargo, Huaral se rindió ante la irreverente afición de este grupo de amigos.

La premiación fue emotiva. Todos los amigos se quedaron dentro del ruedo con ellos, abrazados fueron hasta los galpones y vieron a los gallos, solo el Pele había muerto, los demás estaban apenas heridos, una noche inolvidable, llama al Viejo carajo! cuéntale que campeonamos, cuéntele como jugo el Pele…..

La próxima semana: Mamacona Semi final y Final, fueron a aprender y terminaron enseñando!!!!