sábado, 5 de junio de 2010

La Mano de Débora

Empezaron a besarse con desenfreno, le puso una mano en la espalda y la otra detrás de la cabeza, sus labios cobraron vida propia y empezaron a bajar por sus mejillas hacia el cuello, Débora no decía nada, aceptaba todo sin reprochar, sería este el momento de atacar? El vago se animó, y bajo la mano de la cabeza hacia el cuello y bajó hasta el pecho, toco los senos con suavidad, ella se estremeció. La mano que tenía detrás la bajo y la metió debajo la blusa, subió lentamente hasta encontrar el broche del brasier, puedo no? le susurro en el oído. Puedes hacer lo que quieras!!! respondió. Emocionado desabrocho y sintió la calidez que brotaba de sus senos, suaves, tímidos; todo fluía como el cause de un río, a veces lento, tranquilo, calmo y de pronto rápido escabroso y pasional.

El Vago bajo las manos, toco el talle, tenía una cintura finísima, la piel tersa, fresca, cogió el broche del pantalón y ella se incorporo de inmediato como si el broche se hubiera convertido en un timbre que la despertara de la embriaguez de su lujuria.

- No mi amor le dijo, tú sabes como es, solo después de casarnos,
- El Vago replicó: estamos esperando mucho tiempo, dejando de vivir experiencias que después nos vamos a arrepentir, un adelanto pues le sugirió,
- Noooo le respondió. Débora presumía que no había del todo buenas intenciones y que sólo quería estar con ella para “robarle la flor”.
- Mi amor le dijo, nada mas lejos de la verdad,
- Entonces porque no formalizamos nuestra relación le preguntó, pide mi mano y hacemos todo lo que quieras.
- Ya aceptó de inmediato, sabiendo que negarse podría ser fatal, pero mis padres viven en Arequipa y van a demorar en venir, mejor lo hacemos ahora y el sábado le digo a mis Padres venga y listo.
- No, no, no, le dijo ella, es un trueque, tu pides la mano, y yo pido permiso para ir a la casa de una amiga y ahí sí todo puede pasar.

Por fin cedía un poco, siguieron besándose y el tocando todo, de la cintura para arriba, por ahora ese era el universo, por ahora. Ya sabes le dijo, te espero en mi casa este sábado a las siete.

Llegó él día, debía pensar en algo, su papá jamás se prestaría para esa joda, pronto serian las siete y el iba a quedar como lo que era, una mierda!!!. Se fue al taller y estaban todos, tomaban la nueva cosecha de pisco Los Catedráticos, al toque se dieron cuenta que tenía un problema, y les contó. Necesito pedir la mano de Debora, y mis viejos no pueden venir, y tu de verdad vas a pedir la mano? Preguntaron. Noooo, dijo primero, después dudó: no se, lo que pasa que en ese momento no me podía negar, hubiese sido peor.

De pronto don Gemán solucionó todo: oye, tú eres huevón le dijo, yo tengo la edad y la talla para ser tu papá, vamos juntos y pedimos la mano de esa chica. Todos empezaron a reír, usted de verdad lo haría le preguntaron, por ustedes me visto de cura y los caso.

Todo se puso peor, no había tiempo para ir hasta la casa de Don Germán, él Vago fue a su casa se puso un terno y trajo uno para él, le quedaba perfecto, incluso los zapatos, de verdad que parecían padre e hijo. Regresaron de inmediato. Faltaba media hora y estaban listos, ¿que hacemos? un trago más carajo, para valor dijo el Vago; todos aceptaron al unísono, después, subieron el carro y salieron hacia la casa de Debora, Balconcillo, en la Victoria.

En el parque el tiempo fue eterno, se sentaron en un banco frente a una pileta, de ahí se veía como jugaban los niños distraídos, acompañados de sus hermanos más grandes, los viejos se habían aglomerado en torno de una partida inacabable de ajedrez, la gente apresurada regresaba sus casas después de trabajar, sintió el sonido de las hojas que secas había caído sobre el pasto, el sonido del agua al caer al piso de la pileta, el trinar de las aves en los árboles despidiéndose, un extraño evento estaba por suceder, anochecía.

Siete en punto dijo don Germán, vamos carajo, para esto fuimos hechos. Todos se quedaron afuera esperando, por si acaso había que rescatarlos, tocaron el timbre y salio El Toro, un magnifico ejemplar Antabambino que su presencia haría palidecer al mismísimo Cassius Clay. Los saludó con un gesto adusto. Usted es el padre pregunto, Don Germán dijo que si, disculpe a mi esposa, continuó, que por trabajo no ha podido venir, pero convengamos que estas son cosas de hombres y los hombres debemos resolverlas, el Toro asintió.

Don Germán se apoderó de la reunión, conocía todo lo que conoció el Toro, sabia de todos los temas que se propuso. De pronto un largo silencio interrumpió la reunión, don Germán les dijo que había viajado desde Arequipa, expresamente para conocer a la novia y formalizar el matrimonio del ultimo de sus hijos, dijo palabras muy bonitas de él: inteligente, responsable, puntual, trabajador, y de noble corazón, el Vago pensó de inmediato que no se referían a él, pero no era momento de distraerse un error y podría acabar en una tragedia. Debía permanecer concentrado.

El toro acepto, dijo que ellos parecían personas transparentes y de buenas intenciones, que nada le haría más orgulloso que tener como parte de su familia a personas tan distinguidas y cultas. Esto hay que celebrarlo dijo de pronto, Salud.

El vago se emocionó, no podía esperar un momento más, ahora sí a cobrar pensó. Le hizo una seña a Débora y ella le correspondió. Papá le dijo vamos a salir al cumpleaños de una amiga y regresamos, el Toro casi sin inmutarse dijo que vayan que eran jóvenes y que se diviertan, eso si, falta poco para el matrimonio y que había que conservar las buenas costumbres, nadie debe robarte la flor. Claro dijo el Vago hemos esperado tanto que da unos días más no hacen la diferencia. Don Germán le dijo vayan no más, yo me quedo conociendo a mi compadre.

Salieron juntos, de la mano, subieron a su auto, y se perdió por la vía expresa rumbo al sur… Noche Buena!!!!