Terminó la pelea y Víbora salió con el gallo en la mano. Habían perdido la tercera pelea de la semifinal del Confraternidad 2009, esa tarde parecía perfecta, solo faltó un poquito, el gallo peleó lo que era, pero le habían quitado el primer tiro en el aire y no lo alcanzó. Los Catedráticos bajaron, se dieron un abrazo y sintieron la pena que significaba perder un gallo tan especial, Liz Taylor. En fin, la gente empezó a acercase y a felicitarlos, de todas maneras habían hecho una gran tarde y debían sentirse orgullosos. En una sola tarde jugaron tres gallos giros, y habían peleado muy bien, alguien preguntó por el giro bolo de Huaral, entonces empezaron a comentar ese campeonato, el primero que habían obtenido juntos en un año que será inolvidable para ellos, 2004.
Huaral era una plaza en la que nunca habían competido, y ese año Chávez había inaugurado un coliseo en Los Naturales, entonces invitó a jugar a Benavente. Definieron con Carlos Flores, perdieron, pero se quedaron con la espina, ya que un gallo había llegado mal y sintieron que pudieron clasificar, entonces inmediatamente solicitaron un nuevo frente, para la fecha quince, la penúltima.
Esa tarde jugaron dos frentes. El primero perdieron con Víctor Henríquez en la primera pelea, jugaron un Camaguey de Víbora, el gallo destrozó al rival, pero a él lo tocaron en el mollero; cuando llegaron a la prueba, el gallo hizo un extraño y corrió, como estaba previsto, pero este tema de los Camaguey es un capítulo aparte.
El segundo frente: en el primer gallo jugaron un cenizo Quique contra Carrillo de Huaral, ganó muy bien; el segundo jugaron otro cenizo contra José Naveda, y también ganaron. Como si todo estuviera escrito, en la tercera pelea se volvió a tocar con Henríquez pero ahora si le pusieron gallo, gallito más bien, jugó el americanito del Gallo, le ganó con mucha facilidad y ya estaban para definir. Por abajo venía el doctor Cairo, y les toca en la cuarta pelea, el sacó un cenizo inmenso, y ellos pusieron otro americanito, hermano del anterior. Las apuestas estaban a seis, y como nunca, Los Catedráticos juntan dinero y apuestan, era una oportunidad increíble, ellos conocían el gallo y sabían que ganarían, casi era una estafa … casi. El gallo de Cairo sale a medio vuelo y el americanito lo supera en el aire y le bota pata y vida, regresa y se sienta, la pelea había terminado y Los Catedráticos estaban en la final. El doctor Cairo se acercó y felicitó a cada uno de ellos, realmente es un caballero.
La siguiente semana fue la final de la Asociación, jugaba don Germán y perdió la jugada, pero, como dijo, las cosas no pasan por gusto, le habían quedado dos gallos muy buenos, el Seductor y el Pele, Cocoa y el Vago le pidieron los gallos y éste, sin dudar, los puso a su disposición.
Entonces tenían el cordel completo, esa misma tarde salía en Huaral el clasificado número dieciséis, y los socios de la Asociación compraron el frente. Entonces los rivales serían ellos, Diego Cárdenas, Amodeo, Raikovic y otros.
El día de la final salieron temprano, mentira, como siempre tarde, después de jugar futbol. El Vago recogió a Don Germán y sus gallos, mientras que Cocoa recogería los gallos de Manchay. Se encontraron en el taller de Lince, y salieron hacia Huaral. Demoraron una hora en llegar, dejaron los gallos en el coliseo de la Huaca y estaban listos para escribir una página gloriosa.
Desde ese momento todo fue mágico. Salieron a almorzar, en un restaurant campestre por una chacra, era como estar en Majes. Comieron, tomaron, y pasearon por el campo, todo era alegría, vacilón, a nadie le molestaba nada, se echaban agua, se tiraban tierra como niños en un día de excursión. El Vago les preguntó: están contentos no?, Cocoa le respondió: claro pues huevón, si vamos campeonar.
Regresaron al coliseo; en una mesa, tomando pisco, estaban los cañetanos que tenían un frente clasificado a la final, llamaron al Vago y empezaron a bromear, le pasaron la botella y se sirvió, el pisco estaba malísimo, pero no podía despreciarlo, la copa estaba servida y no lo podía botar, entonces se le ocurrió una idea, se echó el pisco de la copa a la mano, todos le preguntaron qué hacía, magia les contestó, el Mostro le dijo a los que quedaron en la mesa estos huevones van a campeonar, mientras el Vago se alejaba hacia los galpones.
Cuando llegó al galpón, todos los demás Catedráticos estaban mirando los gallos y sorprendidos le preguntaron que tenía en la mano, el Vago no respondió, se llenó la boca con un poco de pisco y con la formalidad de ritual de limpia, chamaneó a los gallos, sorbo tras sorbo, también a todos, llamó a Víbora y le mojó la cara con lo que quedaba en las manos, y les dijo, hoy día campeonamos carajo!!!.
Al salir todos se reían y despreocupados su fueron a sentar, el coliseo estaba lleno, no entraba una alma, se acomodaron en la penúltima grada junto a algunos amigos ocasionales.
Las peleas se desarrollaban con normalidad. En la séptima, Sparks le gana a Yonezawa, su gallo se corta solo, y le ganan fácil, llamaron para la última pelea. El gallo que debía salir era el Bolo Giro, era su segunda pelea, del otro lado era un gallo ajiseco, bien conformado, por el tipo quedaba claro que era un gallo de aire. No había problema, estaban medidos, los gallos salieron a la misma altura pero el bolo le estira mejor la pata, cuando caen, el ajiseco se le viene con todo, el bolo en el piso tira el cuerpo para atrás con la espalda en la arena se da un volantín y lo vuelve a enganchar, el gallo ajiseco sale muerto hacia la malla. El coliseo quedó mudo, nadie podía creerlo, eran uno de los frentes favoritos y Los Catedráticos le habían ganado como si esto fuera fácil. Festejaron, celebraron, y en los galpones fueron felicitados por los vencidos, menos uno, Sparks. Si Los Catedráticos perdían, a él le hubiera tocado con sus amigos, así que hubieran ido en una sola idea, pero se equivocó, y ahí perdió su pelea.
La segunda, según se enteraron después, Spark sacó el mejor gallo, no quería perder la pelea por una cuestión normal, sino por una antigua rencilla, así que sacaron un gallo de tres años, que tenía cuatro peleas ganadas. Ellos sacaron un pollón parche blanco de catorce meses, en una de esas ideas temeraria de Cocoa; el Vago pensó que sacarían el amarillo de Don Germán, pero las cosas son así: cuando uno decide los demás no opinan, sólo tienen fe, y confían en el criterio del otro.
El parche superó en aire al gallo de Sparks y le pegó en las costillas, cuando caen le pegan en el mollero pero él también remató y quedó enganchado, fueron a la tabla y parecía que el tiro era más grave, pero no, se para y lo remata en la tabla, y gana la pela. Ahí saltaron y entraron a los galpones riéndose, encontraron a su rival iracundo y gritando, “con cualquiera hubiera perdido menos con ese concha su madre”. Cocoa tranquilizó al Vago, esbozó una ligera e irónica sonrisa y desamarró el gallo.
Ya estaban metidos entre los cuatro, ahora se venía lo bueno, ellos estaban tranquilos, por la confianza en los gallos y por las 8 botellas de pisco que ya habían tomado, Franco consiguió dos más, Mateo se las había dado a cambio de que baile en el ruedo, las recibió, y le dijo que después bailaba. En la primera pelea Sergio Nosiglia perdió con Alvaro Añaños, y la segunda Alejandro Shimabuko jugaría contra Los Catedráticos.
La tercera pelea jugó el Seductor, era un gallo amarillo de don Germán que había jugado en el Cotejo y en la Asociación, estaba aún herido porque había jugado veinte días antes, era su tercera pelea, y le tenían una fe increíble. El gallo hizo lo justo, sereno esperó que el otro se acerque y lo ataque, lo esperó y le pegó en las costillas, el gallo vuelve nuevamente, lo espera y le pega en la toma, el gallo salió a morir. Ahí sí saltaron todos, ya estaban metidos en la final.
Mientras jugaban la pelea para definir el tercer puesto, sucedieron muchas cosas, definían con Añaños y les propusieron amarrarse, el campeón clasificaba a la semifinal de Mamacona y ellos no tenia gallos, así que aceptaron, amarraban todo y jugaría el Montonero. Después regresaron y les dijeron que amarraban la plata y no el frente, ellos no aceptaron. Vino un amigo y les hizo recordar que Añaños había arrasado con todos los campeonatos en Lima, estaba jugando gallos muy buenos, pero ese día no había tenido un rival que lo exija, suerte de campeón pensaron unos, Víbora no, él dijo que juguemos de frente, el gallo y Benavente también opinaron por no amarrar, así que cambiaron de gallo: jugaron el Pelé. Cuarenta mil soles al campeón, diez mil al segundo puesto.
Para la última pelea trataron de hacerlos asustar, que Añaños tenía un gallo muy bueno, que era favorito, que esto y el otro, ellos se quedaron callados y pensaron que los gallos no conocen favoritos solamente salen y pelean por su vida.
El Vago entró a la cancha y se acercó donde Jorgito y Bigotón y les dijo, por si acaso estoy en el galpón de Surco jugando una chusca, estoy amarrando al Estafita, y el que pierde se toma un vaso de cocos lleno de pisco. Estaba tratando de minimizar la situación y hacerla semejante a las chuscas que se jugaban con la familiaridad de un galpón con amigos.
Terminó de amarrar al Pelé, una camada extraordinaria de don Germán, el gallo estaba gordo por eso no había jugado en la Asociación, pero era muy bueno, sabia pelear. A pesar que tenía tres años, era su primera pelea. El gallo espero que el otro lo embista, cuando lo tuvo a tiro le metió la pata con todo y le pegó de muerte, y le pegó una vez más, y otra, el gallo de Añaños no atinaba a nada, se cae y el Pelé, por su peso, cae encima de la navaja del gallo ya muerto, y se le introduce por las costillas. Víbora no se dio cuenta, y lo pone a la tabla confiado, el gallo se le va para adelante y se cae. Con mucha casta, como sabiendo que estaba jugando la gloria, el honor, el campeonato, levanta la cabeza esperando que el otro plante pico, pero impaciente lo pica e intenta patearlo. Prueba otra vez, Víbora esta vez corrige su error, lo sienta bien, pero el otro gallo ya estaba muerto. Una vez más David le había ganado al grandote.
El Vago entra a la cancha, salta junto con Víbora se arrodillan y se abrazan, bajó Cocoa, Gallo, Benavente, se juntaron en un abrazo de hermanos, se paran y haciendo una rueda empezaron a saltar. La gente sorprendida aplaude, estos son los dueños???, estos chiquillos borrachones, y despreocupados tenían la pinta de surfistas, de un grupo de rock o de reggaeton, pero no de galleros. Sin embargo, Huaral se rindió ante la irreverente afición de este grupo de amigos.
La premiación fue emotiva. Todos los amigos se quedaron dentro del ruedo con ellos, abrazados fueron hasta los galpones y vieron a los gallos, solo el Pele había muerto, los demás estaban apenas heridos, una noche inolvidable, llama al Viejo carajo! cuéntale que campeonamos, cuéntele como jugo el Pele…..
La próxima semana: Mamacona Semi final y Final, fueron a aprender y terminaron enseñando!!!!
miércoles, 9 de diciembre de 2009
lunes, 30 de noviembre de 2009
Los Mejores Gallos
Vamos Pajarraco!!!!!, vamos Pajarraquito!!!!!!!!!, vamos Pajarraquito!!!!!!!!!, yaaaaaaaaaa!!!!!!, se escuchaba en la tribuna, Los Catedráticos emocionados gritaban mientras Víbora recogía al Pajarraquito que había ganado la pelea. Entraron a los galpones y se juntaron en un abrazo sin fin. Ellos siempre habían jugado gallos chicos, pero este era especial. Uno siempre busca tener un gallo bueno, pero lo que realmente les satisfacía era que el gallo ciego había recurrido a su instinto para ganar la pelea. Es el plus que siempre lo había hecho especial, siempre se había enfrentado a gallos más grandes y supuestamente superiores, pero el siempre había sacado ventaja de los defectos de los otros y esta vez no fue la excepción. El Pajarraco se para en la cancha, mira atento a su rival: un gallo prieto bien conformado de Giancarlo Valverde, campeón anterior del Confraternidad que jugaba su último frente de este año; los gallos de Valverde así como todos los gallos iqueños juegan con mucho aire. Como siempre, empezó a caminar hacia él buscando su mejor distancia, se paró, lo miró como si tomara aliento, haciendo una pausa infinita, de pronto dio tres pasos y se lanzó volando a casi dos metros; el otro gallo que lo estuvo esperando lo supera en aire, pero el Pajarraco estira las patas hacia arriba y lo alcanza. Al caer el gallo de Valverde, cojeaba, y el Pajarraco lo embiste nuevamente, pero esta vez queda enganchado en la cabeza. Víbora pensó lo peor, corrió inmediatamente, pero la navaja había entrado por el costado del ojo, la sacó, y puso el gallo detrás de la tabla. El Pajarraco estaba ciego, parado sin ver a su oponente, sintió la presencia del otro gallo e instintivamente se acercó y se sentó en su cola dejándolo completamente muerto. Yaaaaaa!!!!, gritaron todos cuando el juez sentenció. Habían pasado la segunda pelea de la semifinal del Confraternidad 2009 y estaban a uno de la final. En ese momento ya tenían que preocuparse por la siguiente pelea, pero en medio de la algarabía, Víbora pensaba, “que buen gallo es el Pajarraquito”; le había dado muchas satisfacciones, todo esto mezclado con la pena de un gallo que se quedaba ciego, no tenía la intención de jugarlo otra vez, sino para verlo y recordarlo como siempre, atento, vivaz, con un temperamento que no permitía que ningún gallos estuviera cerca. El Pajarraco era un gallo de 7 libras, no más; Color giro. Hijo del Dumbo, un gallo muy bueno que trajo Gallo de Majes, y la madre, una Gallina Gira, hija del media sangre Giro Cenizo, con una gallina que Dani le regalo a Cocoa. El año anterior había jugado contra un gallazo de Jorge Chirinos, ganó libre. Su segunda pelea fue también en Cerro Azul contra José Berckemeyer de Chincha, y también ganó libre. Faltaba una pelea, Víbora comprendió que debería dejar que todos festejen, él ya debía pensar en el siguiente rival. Tendría que asegurar la clasificación jugando un gallo que realmente marcara la diferencia, en ese momento como una película le vinieron al recuerdo los gallos extraordinarios que habían jugado, que se habían crecido en la cancha como si entendieran la magnitud y la importancia de la pelea. Ese mismo año habían jugado otros gallos notables. El Cenizo embridado, segundo gallo de la final de Cerro Azul, jugó contra Belisario de las Casas. El Giro Campeón, tercer gallo de la Clasificatoria de Cerro Azul, jugó contra Juan Martín Dammert. Naranjo Premiado, cuarto gallo de la clasificatoria de Cerro Azul 2008, fue premiado como mejor Gallo; el 2009 jugó contra Tom Marsano en la tercera pelea de la final también de Cerro Azul. El año 2008, el mejor gallo había sido el Hijo del tuerto. Jugó en una clasificatoria del Círculo Gallístico, en una Semifinal de Huaral y en la Final de Chancay. El año 2007 el mejor gallo fue el Americano jugado en la semifinal de Cañete, cuando los Hermanos Esquivel ganaban la jugada uno a cero; con este gallo la empataron uno a uno, para definir con el hijo del Doctorcito que le ganó al Rompe Paredes, y definiendo la jugada a favor los Catedráticos dos a uno. Esta jugada la anunciaron como el clásico de Majes en Cañete. Ese mismo año jugaron un Molinero en la clasificatoria y final de Cañete que merecía ser recordado. El año 2006 jugaron una gallo dorado, este gallo era de Don Germán y se lo prestó a Benavente para la final de Cañete, lo jugaron de tercer gallo. Era hijo de Lord Alejandro y la madre era la Gallina Vieja. El año 2005, también jugaron gallos muy buenos, el Balón de don Germán, que jugó clasificatoria y semifinal de Círculo. El Parche Blanco que jugó la final de Huaral a los catorce meses y ese año jugó en el Círculo ganando de muerto a muerto. En la final del Rosedal jugaron dos gallos extraordinarios, el cenizo de la primera pelea contra José Miguel Morales y el prieto que define el campeonato contra Luis García. Ese año, el Gallo trajo de Majes dos gallos extraordinarios, el Canoso premiado como mejor gallo en Cañete y el Dumbo que jugó de tercer gallo en el Rosedal y que en Ica definió el pase a la semifinal, este gallo es el papá del Pajarraco y del Giro Campeón. Sin embargo los mejores gallos de ese año fueron los cenizos que jugaron en el Círculo, los dos gallos jugaron igual, matando en el aire con la primera patada y definiendo abajo, como debe ser. Ellos fueron premiados como mejor gallo, en el tiempo que en el Círculo se jugaban buenos gallos. El año 2004. Fue un año espectacular, En Mamacona: el Banderita, el Americanito del Gallo, el Shaka de don Germán, el Skynet, rebautizado como Makelele que Luchito Torres les prestó para la final. En Huaral, el Bolo Giro, el Parche Blanco, el gallo Amarillo, y el Pele de don Germán. En Cañete, el bolo ajiseco, el Doctorcito que les vendió el doctor Navarro, hijo del gran gallo Doctor y nieto del Ares. Sin embargo ese año lleno, colmado, atestado y pletórico de gallos buenos resaltaron tres gallos: los dos bolos, que junto jugaron 6 peleas, y el Americanito que jugó 4, todas de manera distinta, con mucho instinto. Del año 2003 hacia atrás resaltaron: el Mistiano, el Americanito -padre del gallo de la Semifinal de cañete del 2007-, El Sanguineti, El Ares tuerto, El Quique, el Matador, el Zorro, la Chola y otros más. “Gallos para definir el decimo sexto finalista del campeonato confraternidad 2009”. Víbora despertó inmediatamente, era la llamada para la pelea decisiva... La próxima semana, les contaré sobre el primer campeonato obtenido, no se lo pierdan.
domingo, 22 de noviembre de 2009
Los Inicios
Aquella tarde, era la octava semifinal del confraternidad 2009, Víbora había llegado temprano, con los gallos que deberían definir el pase a la final. Faltaban cuatro horas para que se iniciaran las peleas y había tiempo de sobra para pensar. Recordaba el largo camino que había transcurrido a su corta edad.
Había llegado a Lima el año 1999, pero había empezado su afición en Majes, desde muy niño cuidaba los gallos de Agujillas, su padrastro, él le enseñó a criar, alimentar, preparar, carear, coser los gallos después de las peleas, pero todo de una forma artesanal. Su formación avanzada, casi profesional, la tuvo en el galpón de los hermanos Herrera. Ahí tenía a cargo la preparación de 30 gallos a la manera tradicional, a mano.
El año 1998 en Camaná organizaron un campeonato de 16 frentes, 8 de Arequipa y 8 de Lima, los de Lima eran los favoritos, sin embargo los cuatro finalistas fueron arequipeños, los campeones fueron los Hermanos Herrera, y premiaron el gallo “Coñoto” de Víbora como el mejor gallo. Esto tuvo gran repercusión en Lima, y Cocoa y sus socios que precisamente estaban buscando preparador lo llevaron a Lima.
Víbora llego el mes de marzo, el galpón estaba en La Molina, y tenían 40 gallos, todos comprados. Ese año fue irregular, jugaron algunos gallos extraordinarios, pero otros no, jugaron las clasificatorias con gallos de Cocoa y las finales con gallos de sus socios y no tuvieron éxito. El año siguiente también fue igual pues seguían comprando gallos, por eso no tenían claro cuál era el verdadero nivel. A finales del año 2000, Cocoa se separó de sus socios, el compromiso inicial fue que los gallos tallaban un año cada uno, ese año le tocaba a Cocoa y no cumplieron el compromiso, sin embargo él ya había desarrollado una gran amistad con Víbora y se aseguró que se quedara trabajando con él. En ese momento cambia toda la percepción y la filosofía del galpón, ahora Cocoa no se limitaría a comprar sino también a criar, esa fue la base de los éxitos que tendrían los años siguientes.
En realidad, esa siempre fue su idea. Desde niño había soñada con criar gallos. Él estaba muy ligado a la familia Gonzales Vigil, desde el tiempo de la Puerta de Hierro, desaparecido coliseo de gallos, iba todas las semana acompañando a su familia, pero en realidad su interés eran las peleas de gallos, por eso el año 98 cuando le proponen comprar en sociedad todo un lote de gallos de don Luciano Gonzales, él sin dudar aceptó.
Eran 30 gallos a un precio muy conveniente, además les ofreció tenerlos en su galpón hasta que los jugaran o hasta que él necesite encerrar los pollones. Al iniciar la temporada se levantaba muy temprano, recogía a sus socios y se iban al galpón a preparar los gallos, lo hacían hasta las 10 de la mañana y después se iban a trabajar.
En octubre, los pollones de Don Luciano habían crecido y necesitaban casilleros por eso tuvieron que dejar el galpón y buscar uno nuevo, don Roberto Kuan, otro reconocido criador, les prestó los casilleros que necesitaban, mientras encontraran uno para mudarse definitivamente. En este tiempo jugaron a medias con don Roberto, y clasificaron para la final del campeonato de Pachacamac. En marzo del año 99 encontró un terreno frente a su casa, y lo alquiló, pero necesitaban una persona para que se hiciera cargo de los gallos, de Majes llegaría Víbora.
El año 2001 conoció a Benito Toyoda, quien le ofrece un lote de 20 pollones para el siguiente año, habló con Gallo y los compraron en sociedad.
Gallo había convivido con esta afición, su papá, había sido uno de los mejores criadores en Majes y prácticamente vivió rodeado de ellos. Junto a sus hermanos formaron el galpón Hermanos Cabrera, que desde el año 1999 son finalistas y rivales muy duros en las finales en Majes, Camaná y Arequipa.
Sin embargo, Gallo nunca había jugado en Lima, ese año se interesó en los pollones por tener una razón para reunirse y también para apoyar a Cocoa. Los pollones de Benito jugaron en Sandia, Huaral, Cañete, algunos ganaron bien, otros no tan bien, algunos perdieron, sin embargo uno fue padrillo y padre de un gallo que fue por mucho tiempo el orgullo y símbolo del galpón, el “Americanito”.
Un día, Gallo se apareció con la novedad que Jaime la Torre lo había invitado a jugar a Yauca, su esposa había nacido allí y aprovechando esto lo comprometió para ir a jugar hasta allá. Toparon los gallos y seleccionaron dos, necesitaban cuatro, así que llamaron al Vago para ver si él tenía alguno, toparon en el galpón de Lucho Torres y seleccionaron dos hijos del Computadora. El Computadora era un gallo le había comprado al doctor Navarro, un día de esos de arrebato.
El Vago no tenía mucho tiempo en gallos, si bien su papá había sido gallero, durante muchos años había dejado de criar. El año 1982 su papá tenía la obligación de mantener 3 hijos en la Universidad y el Vago también tendría que irse a estudiar la secundaria a Arequipa, igual que todos sus hermanos. El gasto que esto implicaba era alto y decidió dejar su afición por la responsabilidad de sus hijos. Vendió los gallos y los pollones, y le regaló a su cuñado el resto: gallinas, pollos, camadas enteras, no se quedó con nada para evitar la tentación de tener algo y empezar nuevamente.
El Vago que vivía ya dos años en Lima, decidió el año 1998 devolver a su papá la afición que había dejado de lado por sus hijos, él era el último y prácticamente, no tenía más responsabilidades. Se apareció en Majes el 28 de julio con 6 gallos, su papá molesto le dijo que no se hacía responsable de nada, sin embargo apenas se acostumbró a la idea, le empezó a gustar y hasta se emocionó. Ese año con esos gallos, y otros más, salieron tercer y cuarto puesto, y fue Cocoa precisamente quien campeonó. Ese día su papá le pidió que le enviara gallinas, él quería criar, y no jugar gallos comprados.
Por comprar pollos y gallinas para llevar a Majes conoció a Chichirichi, y a Negrito, cañetanos aficionados a los gallos, quienes lo llevaron a conocer los mejores galpones y sin quererlo fueron la esencia del aprendizaje de gallos del Vago. En Lima fueron donde Pepe Olcese, Benito Toyoda, Guillermo Navarro, Germán Montes; en Cañete los galpones de Felipe Huapaya, Plumita, Usbaldo Espinoza, Manuel Pineda, y como no, el club de los gallos de Cañete, la casa del Gran tío Ralito. En Cañete el Vago aprendió a sacar camadas, preparar, amarrar, a nunca carear, y sobre todo que la afición de los gallos es de amigos.
El viaje a Yauca fue la primera vez que se juntaron y fue la base de lo que tiempo después sería una realidad, dicen que las grandes amistades se forman cuando hay situaciones de vida o muerte, y ésta no fue la excepción. El sábado 23 de Junio del 2001 a las 3:33 p.m., pasaron juntos el terremoto que estremeció el sur del país, a ochenta kilómetros del epicentro. Ese es un tema aparte.
El equipo era así: Cocoa tallaba, y manejaba, Vibora preparaba, careaba y era el responsable de los gallos, El gallo se encargaba de la parte operativa, todo lo que se necesitaba, y el Vago amarraba. Todos tomaban pisco hasta morir.
El Vago por ese tiempo, conoció a Don Germán, por intermedio de Chichi, el viejo había sido discípulo de José Luis Pérez y poco a poco fue integrándose al grupo, sabía mucho de gallos, de nutrición y era la referencia de cualquier tema para todos. El año 2005 los reforzó en la final del campeonato de Huaral y las semifinal y final de Mamacona.
Como dicen los contadores, todo activo tiene su pasivo, don Germán tenía el suyo, Benavente. Él era hermano de Max un amigo común, y un día se apareció en Cañete, y nunca más se alejo, no se sabe si por la amistad o por el pisco. Benavente por su formación de ingeniero es metódico, pausado, va a lo seguro, pero suficiente que tome un vaso de pisco para que se convierta en todo lo contrario.
Es un apasionado por los gallos, sus tíos de Huacho le regalaron un gallo el año 1992 y desde ahí empezó a criar, en su casa. Jugó muy poco por el cono norte. Cuatro años después, regaló todo porque no tenía tiempo para atenderlos como él quería. Años después por la web, conoció a Santiago Pedraglio, y le nació la curiosidad por esta línea, le compró gallos y gallinas y empezó a criar nuevamente. El Vago lo llevó donde don Germán quien tenía también estos gallos, y ahí se integró totalmente al grupo.
Un día sábado, era la inauguración del segundo campeonato de Cañete, un amigo de Majes les contó que había conversado con Walter Chang, y refiriéndose a ellos, le dijo “esos huevones hablan como catedráticos”; su sarcasmo no hizo otra cosa definirlos e inmortalizarlos. Ese día, el organizador les pide que jueguen un frente, y aceptaron. Fieles a su estilo, el frente lo jugaron con ese nombre “Los Catedráticos” y clasificaron para la final, estando presente y siendo juez el mismísimo Walter Chang. Al finalizar le preguntaron que le había parecido, Walter respondió, “que puedo decir, son catedráticos pues”.
Ese día nace oficialmente el galpón “Los Catedráticos”, oficialmente porque todos tenían un catedrático por dentro mucho antes. Los gallos son el lugar común, la excusa perfecta para su amistad.
La próxima semana, les contaré sobre los gallos que quedaron en el recuerdo. Si me acuerdo.
Había llegado a Lima el año 1999, pero había empezado su afición en Majes, desde muy niño cuidaba los gallos de Agujillas, su padrastro, él le enseñó a criar, alimentar, preparar, carear, coser los gallos después de las peleas, pero todo de una forma artesanal. Su formación avanzada, casi profesional, la tuvo en el galpón de los hermanos Herrera. Ahí tenía a cargo la preparación de 30 gallos a la manera tradicional, a mano.
El año 1998 en Camaná organizaron un campeonato de 16 frentes, 8 de Arequipa y 8 de Lima, los de Lima eran los favoritos, sin embargo los cuatro finalistas fueron arequipeños, los campeones fueron los Hermanos Herrera, y premiaron el gallo “Coñoto” de Víbora como el mejor gallo. Esto tuvo gran repercusión en Lima, y Cocoa y sus socios que precisamente estaban buscando preparador lo llevaron a Lima.
Víbora llego el mes de marzo, el galpón estaba en La Molina, y tenían 40 gallos, todos comprados. Ese año fue irregular, jugaron algunos gallos extraordinarios, pero otros no, jugaron las clasificatorias con gallos de Cocoa y las finales con gallos de sus socios y no tuvieron éxito. El año siguiente también fue igual pues seguían comprando gallos, por eso no tenían claro cuál era el verdadero nivel. A finales del año 2000, Cocoa se separó de sus socios, el compromiso inicial fue que los gallos tallaban un año cada uno, ese año le tocaba a Cocoa y no cumplieron el compromiso, sin embargo él ya había desarrollado una gran amistad con Víbora y se aseguró que se quedara trabajando con él. En ese momento cambia toda la percepción y la filosofía del galpón, ahora Cocoa no se limitaría a comprar sino también a criar, esa fue la base de los éxitos que tendrían los años siguientes.
En realidad, esa siempre fue su idea. Desde niño había soñada con criar gallos. Él estaba muy ligado a la familia Gonzales Vigil, desde el tiempo de la Puerta de Hierro, desaparecido coliseo de gallos, iba todas las semana acompañando a su familia, pero en realidad su interés eran las peleas de gallos, por eso el año 98 cuando le proponen comprar en sociedad todo un lote de gallos de don Luciano Gonzales, él sin dudar aceptó.
Eran 30 gallos a un precio muy conveniente, además les ofreció tenerlos en su galpón hasta que los jugaran o hasta que él necesite encerrar los pollones. Al iniciar la temporada se levantaba muy temprano, recogía a sus socios y se iban al galpón a preparar los gallos, lo hacían hasta las 10 de la mañana y después se iban a trabajar.
En octubre, los pollones de Don Luciano habían crecido y necesitaban casilleros por eso tuvieron que dejar el galpón y buscar uno nuevo, don Roberto Kuan, otro reconocido criador, les prestó los casilleros que necesitaban, mientras encontraran uno para mudarse definitivamente. En este tiempo jugaron a medias con don Roberto, y clasificaron para la final del campeonato de Pachacamac. En marzo del año 99 encontró un terreno frente a su casa, y lo alquiló, pero necesitaban una persona para que se hiciera cargo de los gallos, de Majes llegaría Víbora.
El año 2001 conoció a Benito Toyoda, quien le ofrece un lote de 20 pollones para el siguiente año, habló con Gallo y los compraron en sociedad.
Gallo había convivido con esta afición, su papá, había sido uno de los mejores criadores en Majes y prácticamente vivió rodeado de ellos. Junto a sus hermanos formaron el galpón Hermanos Cabrera, que desde el año 1999 son finalistas y rivales muy duros en las finales en Majes, Camaná y Arequipa.
Sin embargo, Gallo nunca había jugado en Lima, ese año se interesó en los pollones por tener una razón para reunirse y también para apoyar a Cocoa. Los pollones de Benito jugaron en Sandia, Huaral, Cañete, algunos ganaron bien, otros no tan bien, algunos perdieron, sin embargo uno fue padrillo y padre de un gallo que fue por mucho tiempo el orgullo y símbolo del galpón, el “Americanito”.
Un día, Gallo se apareció con la novedad que Jaime la Torre lo había invitado a jugar a Yauca, su esposa había nacido allí y aprovechando esto lo comprometió para ir a jugar hasta allá. Toparon los gallos y seleccionaron dos, necesitaban cuatro, así que llamaron al Vago para ver si él tenía alguno, toparon en el galpón de Lucho Torres y seleccionaron dos hijos del Computadora. El Computadora era un gallo le había comprado al doctor Navarro, un día de esos de arrebato.
El Vago no tenía mucho tiempo en gallos, si bien su papá había sido gallero, durante muchos años había dejado de criar. El año 1982 su papá tenía la obligación de mantener 3 hijos en la Universidad y el Vago también tendría que irse a estudiar la secundaria a Arequipa, igual que todos sus hermanos. El gasto que esto implicaba era alto y decidió dejar su afición por la responsabilidad de sus hijos. Vendió los gallos y los pollones, y le regaló a su cuñado el resto: gallinas, pollos, camadas enteras, no se quedó con nada para evitar la tentación de tener algo y empezar nuevamente.
El Vago que vivía ya dos años en Lima, decidió el año 1998 devolver a su papá la afición que había dejado de lado por sus hijos, él era el último y prácticamente, no tenía más responsabilidades. Se apareció en Majes el 28 de julio con 6 gallos, su papá molesto le dijo que no se hacía responsable de nada, sin embargo apenas se acostumbró a la idea, le empezó a gustar y hasta se emocionó. Ese año con esos gallos, y otros más, salieron tercer y cuarto puesto, y fue Cocoa precisamente quien campeonó. Ese día su papá le pidió que le enviara gallinas, él quería criar, y no jugar gallos comprados.
Por comprar pollos y gallinas para llevar a Majes conoció a Chichirichi, y a Negrito, cañetanos aficionados a los gallos, quienes lo llevaron a conocer los mejores galpones y sin quererlo fueron la esencia del aprendizaje de gallos del Vago. En Lima fueron donde Pepe Olcese, Benito Toyoda, Guillermo Navarro, Germán Montes; en Cañete los galpones de Felipe Huapaya, Plumita, Usbaldo Espinoza, Manuel Pineda, y como no, el club de los gallos de Cañete, la casa del Gran tío Ralito. En Cañete el Vago aprendió a sacar camadas, preparar, amarrar, a nunca carear, y sobre todo que la afición de los gallos es de amigos.
El viaje a Yauca fue la primera vez que se juntaron y fue la base de lo que tiempo después sería una realidad, dicen que las grandes amistades se forman cuando hay situaciones de vida o muerte, y ésta no fue la excepción. El sábado 23 de Junio del 2001 a las 3:33 p.m., pasaron juntos el terremoto que estremeció el sur del país, a ochenta kilómetros del epicentro. Ese es un tema aparte.
El equipo era así: Cocoa tallaba, y manejaba, Vibora preparaba, careaba y era el responsable de los gallos, El gallo se encargaba de la parte operativa, todo lo que se necesitaba, y el Vago amarraba. Todos tomaban pisco hasta morir.
El Vago por ese tiempo, conoció a Don Germán, por intermedio de Chichi, el viejo había sido discípulo de José Luis Pérez y poco a poco fue integrándose al grupo, sabía mucho de gallos, de nutrición y era la referencia de cualquier tema para todos. El año 2005 los reforzó en la final del campeonato de Huaral y las semifinal y final de Mamacona.
Como dicen los contadores, todo activo tiene su pasivo, don Germán tenía el suyo, Benavente. Él era hermano de Max un amigo común, y un día se apareció en Cañete, y nunca más se alejo, no se sabe si por la amistad o por el pisco. Benavente por su formación de ingeniero es metódico, pausado, va a lo seguro, pero suficiente que tome un vaso de pisco para que se convierta en todo lo contrario.
Es un apasionado por los gallos, sus tíos de Huacho le regalaron un gallo el año 1992 y desde ahí empezó a criar, en su casa. Jugó muy poco por el cono norte. Cuatro años después, regaló todo porque no tenía tiempo para atenderlos como él quería. Años después por la web, conoció a Santiago Pedraglio, y le nació la curiosidad por esta línea, le compró gallos y gallinas y empezó a criar nuevamente. El Vago lo llevó donde don Germán quien tenía también estos gallos, y ahí se integró totalmente al grupo.
Un día sábado, era la inauguración del segundo campeonato de Cañete, un amigo de Majes les contó que había conversado con Walter Chang, y refiriéndose a ellos, le dijo “esos huevones hablan como catedráticos”; su sarcasmo no hizo otra cosa definirlos e inmortalizarlos. Ese día, el organizador les pide que jueguen un frente, y aceptaron. Fieles a su estilo, el frente lo jugaron con ese nombre “Los Catedráticos” y clasificaron para la final, estando presente y siendo juez el mismísimo Walter Chang. Al finalizar le preguntaron que le había parecido, Walter respondió, “que puedo decir, son catedráticos pues”.
Ese día nace oficialmente el galpón “Los Catedráticos”, oficialmente porque todos tenían un catedrático por dentro mucho antes. Los gallos son el lugar común, la excusa perfecta para su amistad.
La próxima semana, les contaré sobre los gallos que quedaron en el recuerdo. Si me acuerdo.
sábado, 14 de noviembre de 2009
Los Catedráticos
Este blog, tiene como finalidad publicar la historia de "Los Catedráticos". Después de 10 años, éste debe ser un testimonio escrito y gráfico de las aventuras, éxitos y fracasos, sonrisas y llantos, peleas y juegos.
Los Catedráticos, es un grupo de amigos que sin quererlo unieron sus vidas en una pasión común: La pelea de gallos a Navaja.
Con historias diversas, cada uno se fue reuniendo, con una sola intención: jugar gallos pero divirtiéndose, pensando que ésta era una distracción, un lugar común donde encontrarse con amigos y divertirse, sin preocupaciones, solamente vivendo el momento.
Sin embargo, también implicaba preocuparse por los gallos, porque lleguen bien presentados y con posibilidades de ganar, porque no hay peor enemigo en los galleros que el fracazo, que los gallos nunca ganen, la falta de éxito...
Los Catedráticos, es un grupo de amigos que sin quererlo unieron sus vidas en una pasión común: La pelea de gallos a Navaja.
Con historias diversas, cada uno se fue reuniendo, con una sola intención: jugar gallos pero divirtiéndose, pensando que ésta era una distracción, un lugar común donde encontrarse con amigos y divertirse, sin preocupaciones, solamente vivendo el momento.
Sin embargo, también implicaba preocuparse por los gallos, porque lleguen bien presentados y con posibilidades de ganar, porque no hay peor enemigo en los galleros que el fracazo, que los gallos nunca ganen, la falta de éxito...
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