domingo, 22 de noviembre de 2009

Los Inicios

Aquella tarde, era la octava semifinal del confraternidad 2009, Víbora había llegado temprano, con los gallos que deberían definir el pase a la final. Faltaban cuatro horas para que se iniciaran las peleas y había tiempo de sobra para pensar. Recordaba el largo camino que había transcurrido a su corta edad.

Había llegado a Lima el año 1999, pero había empezado su afición en Majes, desde muy niño cuidaba los gallos de Agujillas, su padrastro, él le enseñó a criar, alimentar, preparar, carear, coser los gallos después de las peleas, pero todo de una forma artesanal. Su formación avanzada, casi profesional, la tuvo en el galpón de los hermanos Herrera. Ahí tenía a cargo la preparación de 30 gallos a la manera tradicional, a mano.

El año 1998 en Camaná organizaron un campeonato de 16 frentes, 8 de Arequipa y 8 de Lima, los de Lima eran los favoritos, sin embargo los cuatro finalistas fueron arequipeños, los campeones fueron los Hermanos Herrera, y premiaron el gallo “Coñoto” de Víbora como el mejor gallo. Esto tuvo gran repercusión en Lima, y Cocoa y sus socios que precisamente estaban buscando preparador lo llevaron a Lima.

Víbora llego el mes de marzo, el galpón estaba en La Molina, y tenían 40 gallos, todos comprados. Ese año fue irregular, jugaron algunos gallos extraordinarios, pero otros no, jugaron las clasificatorias con gallos de Cocoa y las finales con gallos de sus socios y no tuvieron éxito. El año siguiente también fue igual pues seguían comprando gallos, por eso no tenían claro cuál era el verdadero nivel. A finales del año 2000, Cocoa se separó de sus socios, el compromiso inicial fue que los gallos tallaban un año cada uno, ese año le tocaba a Cocoa y no cumplieron el compromiso, sin embargo él ya había desarrollado una gran amistad con Víbora y se aseguró que se quedara trabajando con él. En ese momento cambia toda la percepción y la filosofía del galpón, ahora Cocoa no se limitaría a comprar sino también a criar, esa fue la base de los éxitos que tendrían los años siguientes.

En realidad, esa siempre fue su idea. Desde niño había soñada con criar gallos. Él estaba muy ligado a la familia Gonzales Vigil, desde el tiempo de la Puerta de Hierro, desaparecido coliseo de gallos, iba todas las semana acompañando a su familia, pero en realidad su interés eran las peleas de gallos, por eso el año 98 cuando le proponen comprar en sociedad todo un lote de gallos de don Luciano Gonzales, él sin dudar aceptó.

Eran 30 gallos a un precio muy conveniente, además les ofreció tenerlos en su galpón hasta que los jugaran o hasta que él necesite encerrar los pollones. Al iniciar la temporada se levantaba muy temprano, recogía a sus socios y se iban al galpón a preparar los gallos, lo hacían hasta las 10 de la mañana y después se iban a trabajar.

En octubre, los pollones de Don Luciano habían crecido y necesitaban casilleros por eso tuvieron que dejar el galpón y buscar uno nuevo, don Roberto Kuan, otro reconocido criador, les prestó los casilleros que necesitaban, mientras encontraran uno para mudarse definitivamente. En este tiempo jugaron a medias con don Roberto, y clasificaron para la final del campeonato de Pachacamac. En marzo del año 99 encontró un terreno frente a su casa, y lo alquiló, pero necesitaban una persona para que se hiciera cargo de los gallos, de Majes llegaría Víbora.

El año 2001 conoció a Benito Toyoda, quien le ofrece un lote de 20 pollones para el siguiente año, habló con Gallo y los compraron en sociedad.

Gallo había convivido con esta afición, su papá, había sido uno de los mejores criadores en Majes y prácticamente vivió rodeado de ellos. Junto a sus hermanos formaron el galpón Hermanos Cabrera, que desde el año 1999 son finalistas y rivales muy duros en las finales en Majes, Camaná y Arequipa.

Sin embargo, Gallo nunca había jugado en Lima, ese año se interesó en los pollones por tener una razón para reunirse y también para apoyar a Cocoa. Los pollones de Benito jugaron en Sandia, Huaral, Cañete, algunos ganaron bien, otros no tan bien, algunos perdieron, sin embargo uno fue padrillo y padre de un gallo que fue por mucho tiempo el orgullo y símbolo del galpón, el “Americanito”.

Un día, Gallo se apareció con la novedad que Jaime la Torre lo había invitado a jugar a Yauca, su esposa había nacido allí y aprovechando esto lo comprometió para ir a jugar hasta allá. Toparon los gallos y seleccionaron dos, necesitaban cuatro, así que llamaron al Vago para ver si él tenía alguno, toparon en el galpón de Lucho Torres y seleccionaron dos hijos del Computadora. El Computadora era un gallo le había comprado al doctor Navarro, un día de esos de arrebato.

El Vago no tenía mucho tiempo en gallos, si bien su papá había sido gallero, durante muchos años había dejado de criar. El año 1982 su papá tenía la obligación de mantener 3 hijos en la Universidad y el Vago también tendría que irse a estudiar la secundaria a Arequipa, igual que todos sus hermanos. El gasto que esto implicaba era alto y decidió dejar su afición por la responsabilidad de sus hijos. Vendió los gallos y los pollones, y le regaló a su cuñado el resto: gallinas, pollos, camadas enteras, no se quedó con nada para evitar la tentación de tener algo y empezar nuevamente.

El Vago que vivía ya dos años en Lima, decidió el año 1998 devolver a su papá la afición que había dejado de lado por sus hijos, él era el último y prácticamente, no tenía más responsabilidades. Se apareció en Majes el 28 de julio con 6 gallos, su papá molesto le dijo que no se hacía responsable de nada, sin embargo apenas se acostumbró a la idea, le empezó a gustar y hasta se emocionó. Ese año con esos gallos, y otros más, salieron tercer y cuarto puesto, y fue Cocoa precisamente quien campeonó. Ese día su papá le pidió que le enviara gallinas, él quería criar, y no jugar gallos comprados.

Por comprar pollos y gallinas para llevar a Majes conoció a Chichirichi, y a Negrito, cañetanos aficionados a los gallos, quienes lo llevaron a conocer los mejores galpones y sin quererlo fueron la esencia del aprendizaje de gallos del Vago. En Lima fueron donde Pepe Olcese, Benito Toyoda, Guillermo Navarro, Germán Montes; en Cañete los galpones de Felipe Huapaya, Plumita, Usbaldo Espinoza, Manuel Pineda, y como no, el club de los gallos de Cañete, la casa del Gran tío Ralito. En Cañete el Vago aprendió a sacar camadas, preparar, amarrar, a nunca carear, y sobre todo que la afición de los gallos es de amigos.

El viaje a Yauca fue la primera vez que se juntaron y fue la base de lo que tiempo después sería una realidad, dicen que las grandes amistades se forman cuando hay situaciones de vida o muerte, y ésta no fue la excepción. El sábado 23 de Junio del 2001 a las 3:33 p.m., pasaron juntos el terremoto que estremeció el sur del país, a ochenta kilómetros del epicentro. Ese es un tema aparte.

El equipo era así: Cocoa tallaba, y manejaba, Vibora preparaba, careaba y era el responsable de los gallos, El gallo se encargaba de la parte operativa, todo lo que se necesitaba, y el Vago amarraba. Todos tomaban pisco hasta morir.

El Vago por ese tiempo, conoció a Don Germán, por intermedio de Chichi, el viejo había sido discípulo de José Luis Pérez y poco a poco fue integrándose al grupo, sabía mucho de gallos, de nutrición y era la referencia de cualquier tema para todos. El año 2005 los reforzó en la final del campeonato de Huaral y las semifinal y final de Mamacona.

Como dicen los contadores, todo activo tiene su pasivo, don Germán tenía el suyo, Benavente. Él era hermano de Max un amigo común, y un día se apareció en Cañete, y nunca más se alejo, no se sabe si por la amistad o por el pisco. Benavente por su formación de ingeniero es metódico, pausado, va a lo seguro, pero suficiente que tome un vaso de pisco para que se convierta en todo lo contrario.

Es un apasionado por los gallos, sus tíos de Huacho le regalaron un gallo el año 1992 y desde ahí empezó a criar, en su casa. Jugó muy poco por el cono norte. Cuatro años después, regaló todo porque no tenía tiempo para atenderlos como él quería. Años después por la web, conoció a Santiago Pedraglio, y le nació la curiosidad por esta línea, le compró gallos y gallinas y empezó a criar nuevamente. El Vago lo llevó donde don Germán quien tenía también estos gallos, y ahí se integró totalmente al grupo.

Un día sábado, era la inauguración del segundo campeonato de Cañete, un amigo de Majes les contó que había conversado con Walter Chang, y refiriéndose a ellos, le dijo “esos huevones hablan como catedráticos”; su sarcasmo no hizo otra cosa definirlos e inmortalizarlos. Ese día, el organizador les pide que jueguen un frente, y aceptaron. Fieles a su estilo, el frente lo jugaron con ese nombre “Los Catedráticos” y clasificaron para la final, estando presente y siendo juez el mismísimo Walter Chang. Al finalizar le preguntaron que le había parecido, Walter respondió, “que puedo decir, son catedráticos pues”.

Ese día nace oficialmente el galpón “Los Catedráticos”, oficialmente porque todos tenían un catedrático por dentro mucho antes. Los gallos son el lugar común, la excusa perfecta para su amistad.

La próxima semana, les contaré sobre los gallos que quedaron en el recuerdo. Si me acuerdo.

1 comentario:

  1. Mi querido hiro cenizo previo un abrazo fortizimo a Ud. y a todos los que conforman el grupo de los catedraticos y por lo que veo todos ya decanos de esa facultad no?
    FELICITARLOS SINCERAMENTE Y A TI NEO SOBRE TODO POR DARLE SIEMPRE ESE TOQUE CIENTIFICO A LA PELEA DE LOS PAJARRACOS - MUY BUENOS LOS ENSAYOS DE NARRATIVA CONTEMPORANEA.
    Que continuen los exitos en los gallos en lo personal y en lo profesional un abrazo.

    Estamos pendientes de las proximas publicaciones.

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